Muchos pensarán que vamos a hablar del cambio climático y si bien es cierto que este es una realidad y que nos está afectando, hemos decidido recurrir a un análisis del año 2010 publicado por WWF titulado ¿Recuperando bosques o plantando incendios?
Para empezar veamos algunos datos, España es el tercer país de la Unión Europea en superficie arbolada, sólo superado por Suecia y Finlandia y el primer país de la ecorregión mediterránea en superficie forestal, sin embargo, tan sólo el 13% de esa vasta superficie forestal cuenta con planes de gestión, siendo tan sólo el 30% de nuestros bosques de propiedad pública.
El gobierno es el responsable de asegurar un objetivo común para la política forestal española ya que la gestión forestal ha sido transferida a cada comunidad autónoma.
Pero pese a que el número de siniestros se reduce cada año y con ellos se reduce la superficie total afectada, se observa una tendencia alcista en lo que se refiere a los grandes incendios forestales que en 2009 redujeron a cenizas la mitad de la superficie total quemada y eso que sólo supusieron un 0.22% del total de siniestros. Esto, dicen en el informe, señala la fragilidad y vulnerabilidad de nuestros medios forestales.
Nadie duda de que los actuales mecanismos de extinción hayan sido eficaces, consiguiendo que el 99.8 % de esos incendios no alcanzasen las 500 hectáreas, el problema, de acuerdo a este informe, es que los responsables políticos marcan las urgencias de restauración a golpe de catástrofe y relegan a un segundo plano el desarrollo de políticas forestales estables y coordinadas, no sólo a nivel autonómico, sino a nivel nacional.
Otro dato interesante que destacan en su informe y en el que se basa el titulo de su informe, es que entre 1994 y 2007 casi el 45% de las 1.6 millones de hectáreas que se quemaron, tuvieron lugar en zonas reforestadas a partir de tierras agrarias, señalando además en el informe deficiencias en la selección de especies, la priorización de las zonas de actuación o la coherencia de las mismas con la planificación territorial.
Otras causas que apuntan como causa de los grandes incendios futuros son la escasez de planes de gestión forestal, la descoordinación entre las comunidades autónomas y el Estado en materia de política forestal o la deficiente gestión e inversión en montes privados.
Por no hablar del cambio climático, por el que se espera un incremento de días con condiciones meteorológicas extremas que facilite el desarrollo de grandes incendios forestales. Lo que supondrá una aún mayor fragmentación de los bosques, la pérdida de más biodiversidad y que disminuya la superficie de las áreas forestales que es la segunda de Europa.
Un dato que hace reflexionar sobre la importancia de una actuación contundente y coordinada desde todas los gobiernos es la superficie que en el momento de publicar el estudio, se había quemado en una década, 1.2 millones de hectáreas, lo que equivaldría a arrasar una extensión superior a la comunidad foral de Navarra.
La restauración de los bosques puede ser una poderosa herramienta para reducir la vulnerabilidad de los ecosistemas desde el inicio al mejorar su estructura y funcionalidad desde sus inicios, señalan, pero si no se hace adecuadamente, no sólo no detendremos la erosión y el avance de la desertificación que es otro problema ambiental especialmente significativo en España, sino que estaremos creando nuevos reservorios para el fuego, que necesitarán de una buena gestión tanto a medio como a largo plazo para no acabar siendo pasto de la llamas.
Es necesaria una intervención en toda la masa forestal, no sólo en los montes públicos, los ecosistemas no entienden de propiedad y mucho menos lo hace el fuego. Si en España más de dos terceras partes de las masas no son públicas, haremos muy poco si sólo nos preocupamos de las públicas.
¿Qué proponen como soluciones?
Impulsar los planes de gestión forestal con modelos mixtos de gestión públicos privados, el que el Gobierno central marque las pautas de prevención de estos incendios y el protocolo de restauración de las zonas arrasadas por los incendios. Y sobre todo, el cumplimiento de plazos de ejecución, la realización de procesos de participación pública y el seguimiento y evaluación de los procesos.
Tenemos mucho bosque, aunque las ardillas ya no puedan recorrer España sin pisar el suelo, no dejemos que el fuego nos lo arrebate.
Si (
No(
