Zhang Dawei, jefe del Centro de Control Ambiental de Pekín, atribuye la contaminación en la capital china al aumento del uso del carbón para combatir las temperaturas invernales, a la actividad industrial, al tráfico y a la ausencia de viento que limpie la atmósfera.
Por ello, las autoridades pekinesas han ordenado suspender las operaciones de 58 empresas altamente contaminantes, reducir en un 30% a otras 41 y paralizar 28 obras, de acuerdo con Li Hong, subdirector de la Comisión de Economía, Tecnología e Información de Pekín.
En un paso más, Tao Detian, portavoz del Ministerio de Medio Ambiente, anuncia que el Gobierno adoptará medidas efectivas para limitar la cantidad de óxido nitroso emitido por los vehículos y que intensificará la supervisión de la producción y del uso de los mismos.
Para ello, el Gobierno promoverá el desarrollo y el uso del transporte público entre las autoridades locales y los ciudadanos con el fin de reducir las emisiones de óxido nitroso, la principal fuente de contaminación aérea en los núcleos urbanos, detalla Tao
Las alarmas saltaron el pasado sábado, cuando los medidores de partículas contaminantes de algunos puntos de la ciudad se registraron 900 microgramos por metro cuadrado y la Embajada de Estados Unidos en Pekín alcanzó un índice de 728.
Afortunadamente, el nivel medio de partículas contaminantes ya se ha reducido hasta los 250 microgramos por metro cuadrado, aunque se espera que siga bajando en los próximos días, gracias al plan de emergencia combinado con la llegada de un frente frío a Pekín y se espera que el temporal invernal barra entre hoy y mañana miércoles la niebla que cubre el centro y el este de China, según el Centro Meteorológico Nacional.
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