Muchos dueños de estos canidos a menudo tienen que insistir una y otra vez para que su mascota coja una pelota del suelo al ver que el animal opta por otro objeto en vez del que le piden. El perro opta por otro objeto y se acerca al dueño alegremente moviendo la cola con él en la boca como si hubiera acertado, aunque para nosotros sea evidente que se ha equivocado.
¿Por qué no aciertan?
Los perros aprenden a asociar las palabras con las cosas de forma diferente a cómo lo hacemos nosotros. Para una persona una pelota es, esencialmente, un objeto esférico, para ellos lo que define la pelota es su textura y tamaño y por este motivo, una pelota podría ser para ellos un muñeco, una zapatilla…, ó, al menos, esto es lo que afirma una investigación de la Universidad de Lincoln (Reino Unido), publicada en la revista PLOS ONE.
Otros estudios anteriores demostraron que los niños de 2 a 3 años de edad aprenden a asociar palabras con las formas de los objetos, sin tener en cuenta tamaño o textura, mientras que otras investigaciones que se habían realizado con perros habían demostrado que los canes aprenden o pueden aprender a asociar palabras con tipos de objetos (como «juguete») aunque se desconocía si el proceso de aprendizaje era el mismo que el del los humanos.
En este nuevo estudio, los científicos presentaron a “Gable”, un collie de 5 años, opciones parecidas con el propósito de ver si también los identificaba con un “sesgo de forma” y después de algo de entrenamiento, “Gable” aprendió a asociar el nombre de un objeto con su tamaño, identificando otros objetos de tamaño similar por el mismo nombre y siguiendo su entrenamiento llegó a identificar la palabra con objetos con texturas similares; Pero no hubo manera de que aprendiera a identificar objetos con la misma forma y el mismo nombre.
Cuestión de evolución
Según los autores, los resultados dan a entender que los perros (o “Gable”, como mínimo) asocia las palabras con objetos de forma diferente a la que empleamos los humanos. Esto, a juicio de los autores, puede deberse a las diferencias evolutivas que han dado forma a los sentidos de perros y humanos para percibir texturas, tamaños o formas.
Por ello y a pesar de que el perro entiende la orden, puede pensar en el objeto de una manera muy diferente. “La forma importa para nosotros, el tamaño o la textura importan para el perro” -explican los autores - Este estudio demuestra por primera vez que hay una diferencia cualitativa en la comprensión de las palabras en el perro comparativamente con los humanos.
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