Aprender de los errores del Golfo y del Prestige

Cabrera ha refrescado la memoria del Gobierno pues casi tres años han tardado el Gobierno de Estado Unidos y BP en definir la multa que ésta debe afrontar por la explosión de su plataforma petrolera en el Golfo de México que provocó el mayor derrame de crudo en la historia del país y mató a 11 personas. BP pagará más de 1.300 millones de dólares, por un derrame que vertió al mar unas 779.000 toneladas de crudo durante unos cuatro meses y, en España, la Ley de Responsabilidad Ambiental y la Ley de Hidrocarburos fijan un máximo de 3 millones de euros, por lo que el presidente del cabildo considera que "a las petroleras les puede salir más rentable pagar multas que tomar medidas de precaución".

Y compara ambas situaciones: Era, como en el caso de las Islas Canarias que ahora quieren imponernos, una prospección, no una extracción; en aguas profundas y a una gran distancia de la costa, también. Y la hacía además una empresa europea, en un país del primer mundo, con las “mayores precauciones ambientales” y con las “exigencias técnicas más modernas”.

“¿Qué fue lo que pasó? Pues que a las muertes de personas se sumaron meses de derrame incontrolado y daños irreparables al ecosistema y a la industria turística", insistió Cabrera.

"El vertido en el Golfo de México llegó a más de 250 km de distancia". "Y en Canarias, Soria se queda tan pancho diciendo que estará a 60 km de la costa y que no pasa nada"-añade.
Con todo, el presidente insular señaló que las instituciones de Fuerteventura y Lanzarote, llevan meses exponiendo su rechazo a las perforaciones petrolíferas y la defensa de alternativas energéticas limpias, a través de múltiples acuerdos plenarios.

"Le pedimos al presidente del Gobierno, al señor Rajoy, que venga a las 2 islas, que se siente a hablar y dialogar con instituciones, colectivos sociales y científicos, para que entienda nuestras razones para oponernos a las prospecciones. Venga y escuche un momentito, señor Rajoy, no se deje llevar por los intermediarios. Aquí en Fuerteventura y Lanzarote es donde hay que hablar para darse cuenta que no queremos esto", concluye Cabrera.