La Asociación Iberoamericana de Criopreservación (un grupo de investigadores españoles) tiene como objetivo instalar en Madrid el primer cementerio español dedicado a esta técnica. En dicho cementerio, se conservarían a los cadáveres bajo cero para poder aprovechar los futuros avances médicos. Es decir, la técnica (en su teoría) es simple: cuando uno fallece por una enfermedad se le congela y si en un futuro se encuentra la cura a lo que le mató, se le descongela. Los científicos que avalan esta técnica sostienen que cuando se produce la muerte, el cerebro continua enviando impulsos eléctricos durante un cierto tiempo. Es en este momento en el que el cuerpo debe pasar a -196 grados para poder vitrificarlo.
El éxito de la criogenización en EEUU es de 50 congelados al año. Y con el anuncio del futuro cementerio en Madrid más de cien personas están interesadas. El problema es el elevado coste de la técnica (100.000 euros) y que no existe ninguna garantía de que el método funcione correctamente.
Sólo el futuro podrá demostrarnos si hemos encontrado una forma de burlar a la muerte o si será una leyenda urbana.