La tensión y el intercambio de fuego que se está produciendo en la frontera entre Siria y Turquía cumple ya su quinto día consecutivo y parece que no hay una solución. La caída de tres proyectiles cerca del territorio turco de Akcakale ha sido el detonante para que el ejército turco respondiera con otro ataque. A pesar de los ataques, no se produjeron víctimas.
De los tres proyectiles, concretamente tres obuses, dos de ellos cayeron en territorio neutro y el otro impactó contra un almacén de productos agrícolas. El miércoles pasado, en la misma calle donde se encuentra el almacén, morían cinco personas. Desde el miércoles, el ejército turco bombardea el país sirio y los tanques, junto con el ejército, han sido colocados en posiciones estratégicas en la frontera. Durante el sábado y el domingo Siria envío varios proyectiles a territorio turco, lo que provocó la respuesta, con fuego, de los atacados.
Mientras tanto, en Damasco explotó ayer un coche bomba en las inmediaciones de un edificio perteneciente a la policía siria. La televisión siria afirma que no se han registrado víctimas, pero sí, al menos, un herido. Sin embargo, el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos asegura que el ataque ha causado daños materiales y varias víctimas mortales.
Parece que estos cinco días no van a ser los últimos de tensión entre los dos países. Tanto el ejército sirio como el turco están en posiciones para nuevos ataques. Lo que comenzó como una guerra civil y una rebelión contra las fuerzas de Assad está traspasando las fronteras. El ejército turco espera órdenes desde Ankara para seguir atacando o no.
Si (
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