Me da que la prolongación de su estancia hospitalaria no es por los motivos que en rueda de prensa y con sonrisas de complicidad de Javier de Joz nos hacen tragar. Y aunque esté justificado, para evitar la alarma social, no parece de recibo que una sociedad del siglo XXI tenga que tragarse, por razones de Estado, mentiras.
Ya fue mosqueante que la familia en pleno, incluido Urdangarín, se presentaran a hacerle una visita de cortesía. A pesar de que el príncipe Felipe y heredero pactara no fotografiarse junto a su cuñado, apestado ahora de la Casa Real tras el descubrimiento de sus actividades económicas. Se dice, Forbes lo publica cada año, que la fortuna personal de nuestro monarca es inmensa. Lo que no dice es la procedencia de esa fortuna, pero me temo que Urdangarín sólo ha intentado, con otros medios, hacerse con una pequeña fortuna como se hace en la casa. Sólo que eligió la forma jurídica inadecuada. Ahora que se ve en la necesidad de devolver lo que cobró y entregar incluso su mansión de Barcelona, quizá habría que preguntar por qué su familia no se hace cargo de la fianza y termina de una vez con el cotilleo en la prensa. Para la fortuna de nuestro monarca, el caso de su Yerno es calderilla. Y en las familias normales, las que corre sangre roja por las venas, estas cosas se comparten y se ayudan. Ya vemos que en la sangre azul hay que deshacerse del lastre, entre otras cosas, para protegerse ante quienes ni les votan ni les legitiman.
Si (
No(
